Desde noviembre ya llevamos viendo unos manojos blanquecinos en los pinos de nuestras calles y en el campo. Son nidos, colonias de orugas que, cuando crecen se caracterizan por que dejan sus nidos y bajan al suelo para buscar un sitio donde enterrarse y transformarse en mariposa.

Lo bonito y atractivo de estas orugas, es que se desplazan juntitas y en fila india, por eso son tan fáciles de reconocer, incluso en el césped (podéis verlo en el video, al final de este artículo). Pero lo chungo es que no solo pueden hacernos la pascua a nosotros si las tocamos, sino que nuestros perretes lo pueden pasar mucho peor.

Así que, para más información he pedido ayuda a Alex (Alexandra Rebollo), de la Clínica Veterinaria Cuatro Patas, en Valladolid (calle Nueva del Carmen, 28), nuestra veterinaria de cabecera, para que nos cuente qué efectos puede tener en nuestros perros el contacto directo con la oruga procesionaria.

Entrevista con Alexandra Rebollo, de la Clínica Veterinaria Cuatro Patas (Valladolid)

Hola Alex, mil gracias por colaborar en el blog, para mí es un honor que hayas accedido a pesar del poco tiempo que te queda para estas cosas.

Alexandra Rebollo- Hola Ofelia, encantada de colaborar con vosotros.

Canectados- Quiero contar con tu sabiduría profesional para que nos cuentes algunas cosas sobre los efectos de la oruga procesionaria en nuestros perros.

Así que vamos allá con la ristra de preguntas:

C.- Lo que más nos puede preocupar es qué síntomas y daños puede causar la procesionaria en nuestros perros

AR.- Lo más habitual es el contacto oral, el perro estará nervioso, deglutirá rápido e intentará frotarse la boca con las patas a la vez que veremos hipersalivación, a los pocos minutos se inflamará la lengua (glositis) y la mucosa oral

(estomatitis), es cuando nos damos cuenta de lo que ocurre y debemos llevar a nuestro peludo al veterinario para atención especializada inmediata, porque se puede desarrollar una anafilaxia con inflamación de las vías aéreas que impida a nuestro perro respirar. Las lesiones de la lengua pueden dificultar el retorno venoso del órgano dando lugar a color azulado (cianosis) e imposibilidad de vaciado de las glándulas salivares (ránula) y las lesiones locales tienden a evolucionar hacia la muerte de los tejidos (necrosis). Si la oruga llega a ser ingerida puede producir vómitos y si dejamos progresar el cuadro clínico puede llegar a edema laríngeo, hipertermia, convulsiones, respuesta inflamatoria sistémica e incluso, en el peor de los casos, la muerte. Otras localizaciones de lesiones menos usuales son los ojos y nariz produciendo blefaritis, queratitis y rinitis.

Por eso es muy importante llevar a nuestro perro al veterinario lo más rápido posible.

C.- Sí, ha habido casos en los que los pobres perros se quedaban casi sin lengua y tenían verdaderos problemas para beber y comer. También nos pueden dañar a nosotros, ¿no?

A.- Si, nuestro médico de cabecera puede contarnos mejor el tipo de patología clínica que produce en humana pero los pelos y espículas de la procesionaria son los responsables de su efecto nocivo. El cuadro clínico se suele producir por contacto directo o a través del aire. Presenta dos mecanismos de acción: uno inmediato tóxico-irritativo al clavarse los pelos en la piel e inyectar la toxina con liberación de histamina, y otro alérgico, mediado por IgE, que precisa exposiciones repetidas. En general, el primer mecanismo ocasiona dermatitis y el segundo cuadro puede dar urticarias generalizadas, disnea aguda, conjuntivitis, asma, rinitis y angioedema.

C.- Un cristo, vaya. Y qué podemos hacer para prevenir

AR.- La mejor medida es evitar la exposición, sobre todo en los meses clave de febrero a abril. Durante el inicio de la primavera hay un momento clave en el ciclo de las orugas debido a una subida ligera de temperatura que estimula el “reflejo de enterramiento”. Esto se refiere a cuando vemos a todas las orugas migrando en procesión por el suelo guiadas por una hembra que teje un hilo conductor. El destino es un sitio ideal para enterrarse y formar crisálidas, que saldrán como mariposas al final del verano siguiente, serán fecundadas por los machos y pondrán sus huevos en forma de capsula en las agujas de los pinos, y tras 4 semanas saldrán las orugas comenzando el ciclo de nuevo.

C.- Yo voy varias veces por semana al campo y suelo buscar a través de Google, con vista satélite, sitios que no tengan pinar, si los hay suelo controlar la ruta. Si es necesario, meterme por los campos para no pasar cerca del pinar. Pero, por ejemplo, le otro día nos encontramos con un terrenito con varios pinos jóvenes, que estaban plagados de nidos de procesionaria. Esto no lo pude apreciar en la vista satélite de Google. Afortunadamente todavía estaban en su nido, preparándose ya, pero podría haber tenido un problemón con Rony, que todo lo huele y está todo el día con el hocico en el suelo. En estos casos en que, en época de bajada de la oruga, estamos fuera de la ciudad o pueblo, bueno, bastante lejos de un veterinario ¿hay algo que podamos hacer para prevenir males mayores?

A.- Lavar la lengua o zona afectada con agua caliente puede ayudar, el calor desactiva la toxina. Otra alternativa es el vinagre, pero NUNCA debemos frotar la parte lesionada ya que así rompemos los pelos dañados liberando a su vez más toxina. Pero lo mejor es ir cuanto antes a un veterinario, aunque estemos algo lejos, que instaurará el tratamiento  más adecuado en función de las lesiones (corticoides, antihistamínicos, protectores gástricos, terapia antibiótica…).

C.- Una vez pasada la época de la oruga, ¿qué pasa inmediatamente después? Porque muchas veces veo por el suelo, durante el resto del año, viejos nidos que se han caído del árbol ¿tenemos que tener cuidado con ellos también?

A.- Sí, debemos mantener la precaución aun cuando estén en el suelo. Los pelos del dorso del artrópodo se rompen en caso de peligro y liberan la toxina; pero en los nidos se encuentra cierta cantidad de exudado larvario y pelos urticantes que también pueden producir lesiones. Por eso los nidos caídos pueden ser fuente de contagio si son manipulados por los perros. Incluido el viento, que puede hacer desplazar los pelos de las orugas y ponerlos en contacto con la piel y mucosas ocasionando reacciones incluso si no hay orugas.

oruga procesionaria

Bueno, pues como resumen puedes tomar las siguientes precauciones con tu perrete a partir de finales de enero, cuando las más madrugadoras empiezan a bajar. Sobre todo si tienes cachorros, perros “aspiradora” o incluso perretes que no ven bien.

  1. A partir de finales de enero, y dependiendo de la zona en la que vivas (por el clima, más que nada), mira bien por dónde paseas con tu perro, si en la zona hay pinos o cipreses o alguna otra conífera susceptible de alimentar a estas chicas, intenta evitar pasar mínimamente cerca.
  2. Está bien mirar arriba, a ver si el árbol está infestado, pero no de olvides de MIRAR AL SUELO, que es donde te las vas a encontrar de momento.
  3. Puedes llevar un termo con agua caliente para que, llegado el caso, puedas lavar la zona afectada de tu perro. Pero RECUERDA NO FROTAR la zona.
  4. Si vas a salir fuera en estos meses, localiza antes al veterinario más cercano a la zona donde vayas a ir de excursión. Eso te hará ahorrar tiempo en caso necesario.
  5. Yo suelo llevar también unos guantes de usar y tirar, por si acaso tengo que manipular algo de urgencia, para que la oruga no me afecte a mí. Aunque RECUERDA, NO HAY QUE FROTAR LA ZONA AFECTADA.

Y no se trata de que andes nerviosa y obsesionada con las orugas (reconozco que yo lo estuve un tiempo), pero sí de tomar unas precauciones para no encontrártelas y otras por si no puedes evitar encontrártelas.

Que la oruga no te impida disfrutar de un buen paseo campestre con tu perro.

Espero que este artículo te haya servido para seguir cuidando del bienestar de tu perro, con un poquito más de información.

Si tienes alguna duda o consulta llámanos o escríbenos a través del formulario de la página de contacto.

Te dejo también un vídeo que grabé sobre estas orugas.

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